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“Los grandes cambios requieren de pequeños cambios también”

Anacarina García es licenciada  en Educación y especialista en gestión de proyectos e-learning, entró a la Fundación Inspiring Girls motivada por sus deseos de ayudar a otras personas, así sea con pequeñas acciones. Hoy, a través de la resignificación de su historia personal como mujer y migrante, inspira a niñas y jóvenes que sí se puede lograr aquello que sueñan. 

Trinidad Navarro Torres

Cada proceso migratorio es distinto, así como las experiencias que se van formando en la vida de quien migra. Ninguna migración es igual a otra, y las historias son tan personales y distintas como las huellas dactilares. Anacarina García es un ejemplo de ello. Emigró de Venezuela a los 28 años y llegó a Chile con unas inmensas ganas de conocer y amar al país que la acogía. Ha recorrido más Chile de lo que recorrió su país de origen y, durante estos 8 años, ha tejido una red de apoyo que la sustenta y le brinda un piso firme. 

Aunque su experiencia sin duda ha sumado también momentos retadores, prefiere concentrar su mirada en todas las cosas positivas que le han pasado, así como la profunda transformación que ha significado para ella hacer vida en otro país. Es así como este discurso de resiliencia y superación se ha convertido en el eje central del mensaje que imparte en las diversas actividades que ha realizado para la Fundación Inspiring Girls. 

“Llegué a la Fundación por recomendación de una amiga que ha participado como speaker, Angy Carrillo, quien siempre publicaba lo que estaba haciendo y, como siempre, he sentido una vocación muy grande por estar al servicio de las personas, entonces le pregunté que estaba haciendo y me pareció que coincidía con mis valores y con los espacios en los que quería estar. Me inscribí en el Programa el Poder de las emociones de Academia Inspiradas, y fui mentora en un taller con un grupo de jóvenes en formato online, una experiencia muy bonita que me hizo darme cuenta de que, si puedo aportar un granito de arena para que alguien pueda ver algo de manera distinta, entonces allí quiero estar”. 

Con más de 13 años de experiencia profesional en el área de capacitación organizacional y de educación superior, Anacarina ha mantenido un gran interés en contribuir al desarrollo profesional de las personas, lo que la ha llevado a especializarse en el diseño y desarrollo de experiencias de aprendizaje mediado por las tecnologías. Con respecto a su participación dentro de la Fundación, agrega que ha sido una experiencia enriquecedora en todos los aspectos, ya que le permitió usar su historia personal para inspirar a niñas y jóvenes, así como aprender nuevos conceptos e inspirarse de las otras historias. 

“Es super valioso que estemos en un espacio, de igual a igual, hablando sobre temas que no se hablan en otros entornos. Además, aprendemos de todo, cuando hicimos el taller de las emociones, nos tocó trabajar en el contenido y también aprendimos cosas sobre ese tema., y con respecto a lo que comparto con jóvenes, me gusta recalcar que ser una persona migrante no sólo es irse de un país a otro, también es irse de una ciudad a otra. Escuchar la experiencia de los jóvenes que viven en regiones me hizo mucho clic, porque ellos están claros que hay carreras que para estudiarlas tienen que salir de su ciudad y mudarse a otra, y por allí me agarré para conectar con ellos, a través de mi experiencia, de cómo lo he vivido yo”, añade. 

Anacarina concluye que la Fundación ejerce un rol importante en la construcción de una sociedad más equitativa, gracias a programas que buscan trabajar las habilidades blandas de los niños y jóvenes, y de poner en la mesa tópicos controversiales pero necesarios. 

“Hay muchas líneas de acción para poder mejorar la sociedad y una de ellas es esta que hace la fundación a través de sus programas, porque son una invitación a creer y soñar. A veces nos concentramos solo en las habilidades duras, en aprender nuevos términos, pero ¿dónde queda la parte más personal?, términos más profundos como los sueños, las ilusiones, la amistad, el amor propio, lo que sentimos. Es importante decirles a los jóvenes que sí pueden lograr las cosas, también mostrarles cómo lo pueden lograr, que, a través de las historias de cada una de nosotras, ellos identifiquen que también pueden lograrlo. Y que una Fundación se esté metiendo en estos temas poco abordados, genera un efecto multiplicador”. 

 

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“Compartir con las otras líderes, las mentoras y speaker, ha sido de mucho crecimiento para mí. Todas me inspiran”

Carolina Carrillo es una abogada que llegó a la Fundación motivada por sus ganas de aportar a las niñas y adolescentes. Actualmente, es voluntaria y participa en la formación de speaker. 

Trinidad Navarro Torres

Es difícil soñar con algo que no se conoce. Construir metas y aspiraciones requiere, en gran medida, de referentes cercanos que sirvan de ejemplo, de aliento y motivación. Saber que otras lo han logrado, gracias a su esfuerzo y dedicación, es un motor que impulsa. 

Es por ello que, para Carolina Carrillo, tomar su historia personal para inspirar a niñas y adolescentes que viven en regiones es una de sus grandes motivaciones dentro de la Fundación. 

Carolina tomó el camino de la adultez desde muy temprana edad. Nacida en la región de los Lagos, al sur de Chile, supo desde muy joven que para poder estudiar una carrera universitaria tendría que irse de casa y trasladarse a otra ciudad con sede de alguna universidad. 

Apenas terminó la enseñanza media, se fue a Valdivia a estudiar Derecho, y una vez egresada como abogada, tomó de nuevo sus maletas para irse a Santiago, en busca de mejores oportunidades laborales. Desde eso, ya han pasado 11 años, y hoy toma su historia para inspirar a niñas y adolescentes que viven en regiones. Su mensaje es poderoso: Si se puede tener una carrera universitaria, así hayas crecido en una región apartada, solo hay que trazarse un plan. 

Carolina llegó a la Fundación gracias a su interés por devolver la mano a otras personas y en agradecimiento por todas las oportunidades que la vida le ha puesto en el camino. 

“Soy nueva en la Fundación, me enteré por Linkedin y me incorporé en el programa de mentorías El Poder las emociones de Academia Inspiradas, ese fue mi primer acercamiento. Y apenas vi la publicación me di cuenta de que conectaba con una inquietud que yo tenía desde hace tiempo y no sabía cómo canalizarlo, que era en agradecimiento, devolver la mano a otras personas, para orientarlas y guiarlas en su camino, entendiendo que no todos tenemos las mismas posibilidades”, agregó.

Asimismo, Carolina asegura que dos de los mensajes que más quiere reforzar en los jóvenes, sobre todos los que viven en regiones, es la importancia del agradecimiento hacia el esfuerzo que realizan sus padres para apoyarlos en su camino profesional, así como la responsabilidad que supone estudiar lejos de casa. 

“A mí me gustaría transmitirle a las niñas y niños que están en regiones que se enfoquen en esos objetivos, que si es posible acceder a una universidad, siendo de regiones, que actualmente hay muchos beneficios que en mi época no existían. También explicarles sobre el esfuerzo y sacrificio que supone estudiar y luego trabajar. Y, sobre todo, que entiendan que no siempre las cosas salen como uno las planifica, y que hay que adaptarse y entender que el camino puede ser un poco más largo, pero igual se puede lograr aquello que se desea”. 

Para finalizar, Carolina asegura que su llegada a la fundación ha sido una experiencia enriquecedora en todos los aspectos, ya que, por una parte, le permite conectarse con las historias inspiradoras de otras mujeres, y también ha podido sumar herramientas y conocimientos que ha podido aplicar dentro de su empresa y su labor profesional. 

“Estar en la Fundación es un círculo virtuoso, porque uno va como voluntaria, con su historia de vida, para motivar e inspirar a las niñas, pero a la vez una también aprende de las niñas y de las otras mujeres. Eso es lo que más me gusta, conectar con otras mujeres que también me inspiran mucho, ver lo que han logrado y lo que les ha costado. Me ha generado un crecimiento muy grande, en el cual he logrado trabajar mucho mi propio liderazgo y aplicarlo en mi compañía. Es ganar – ganar”, concluyó. 

Claudia Salas
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“De pequeña nunca sentí que yo no pudiese hacer algo por el hecho de ser mujer, y eso lo logré gracias a mis referentes”

Claudia Salas nos reafirma la importancia de los referentes para la disminución de las brechas de género y nos cuenta cómo ha sido su experiencia trabajando con niñas y adolescentes. 

Trinidad Navarro Torres

A los 6 años las niñas comienzan a creerse menos inteligentes que los hombres, producto de la profundización de los estereotipos de género que le otorgan al sexo masculino mayores habilidades intelectuales y físicas. Esto fue el resultado que arrojó un estudio realizado por la universidad de Nueva York, Ilinois y Princenton y que fue publicado en la revista Science. 

El estudio explica que los estereotipos que otorgan una mayor habilidad intelectual a los niños que a las niñas emergen a muy temprana edad y tienen un impacto sobre las aspiraciones profesionales de las mujeres. De allí la importancia de implementar acciones eficaces que permitan disminuir este impacto y propiciar un mundo más equitativo. 

Para Claudia Salas, ingeniera, mamá y mentora de Inspiring Girls uno de los puntos en los que hace mayor énfasis cuando asiste a las actividades con niñas y adolescentes es hacerles ver que las mujeres pueden ser y hacer todo aquello que deseen. 

“Yo nunca sentí que había algo en mi vida que yo no pudiera hacer por el hecho de ser mujer, y la única forma de poder tener esa certeza es viéndolo, es sabiendo que existen mujeres que han podido hacer lo que han querido. Por eso cuando voy a las charlas comienzo diciendo que soy ingeniera, soy mamá, dueña de casa, esposa, empresaria, y no es que yo tenga que elegir entre ser mamá o no, o que para ser doctora no puedo ser mamá. Me gusta que las niñas sientan que es su elección, que tienen el poder de decidir”, explica. 

Claudia llegó a la Fundación en el 2018 movida por unas ganas inmensas de aportar y contribuir a un mejor futuro para las nuevas generaciones. Está convencida que los programas sobre las emociones, que se realizan a través de la Academia Inspiradas, contribuyen enormemente al crecimiento integral de los niños desde muy temprana edad, facilitando así su desarrollo hasta la adultez. 

“Hace poco terminamos el Programa El Poder de las Emociones con niños de regiones, y fue muy gratificante porque lo hicimos con niños más pequeños y yo siento que mientras más pequeños reciban estas herramientas, tienen mayores posibilidades de desarrollar una adultez un poco más sana mental y emocionalmente”. 

Sembrando semillas

Claudia es enfática en afirmar que la Fundación Inspiring Girls cumple un rol fundamental en muchos aspectos, no solo en la construcción de una narrativa de empoderamiento, autoestima y liderazgo femenino para las niñas y adolescentes, sino también como amplificador de los cambios sociales. 

“La Fundación también es un canalizador. Todas llegamos a la Fundación porque queremos aportar en la construcción de un mejor futuro, que las nuevas generaciones tengan más herramientas, para que sean mucho más felices que nosotros y que tengan más niveles de libertad. Si todas estuviésemos trabajando de forma aislada, las posibilidades de impactar serían menores, mientras que el estar todas juntas permite que el impacto se amplifique. Y lo mismo le decimos a los niños, que ahora ellos son embajadores del cambio y pueden ir repartiendo la semilla en sus casas, en su barrio, con sus amigos del colegio. En fin, estamos haciendo una proyección exponencial”, concluyó.

 

Iris Retamal
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“Es importante construir el liderazgo sin etiquetas, enfocándonos más en el potencial de cada ser humano”

Iris Retamal es Consultora en Empleabilidad, Speaker en Inspiring Girls y Mentora en Academia Inspiradas. En esta entrevista nos contó su experiencia compartiendo con niñas y adolescentes. 

Trinidad Navarro Torres. 

El liderazgo femenino es un tema que actualmente está muy presente dentro de los debates y conversaciones de sobremesa. Los movimientos feministas se han multiplicado de forma exponencial a lo largo del mundo, haciendo que la discusión sobre la equidad de género, machismo y desigualdad se profundice. 

Asimismo, la retórica que se ha formado en torno al liderazgo femenino y sus características, está asociado a modelos de trabajo enfocados hacia las personas, la expresividad y la cercanía, así como a la tendencia por la cooperación, la resiliencia, la conducción horizontal y el predominio de lo emocional.

Ahora, si se analiza a profundidad, estas características y definiciones estarían, a su vez, encajando el liderazgo femenino hacia una sola forma de actuar, es decir, la estaría encasillado en una etiqueta estereotipada. 

Para Iris Retamal, Ingeniera en Administración de empresas y mentora dentro de la Fundación Inspiring Girls, el liderazgo debería estar enfocado en potenciar las cualidades y habilidades de cada ser humano, en lugar de establecer etiquetas que condicionen la forma de actuar y pensar tanto de hombre como mujeres. 

“El liderazgo desde lo femenino establece una etiqueta, porque pensamos que para liderar desde lo femenino tenemos que ser mujeres, y la verdad es que no tendría que ser así. Para mi tiene más sentido liderar desde el ser, desde quienes somos, desde un ser humano hacia un ser humano. Encuentro tremendamente relevante que se hable del tema de género, pero es más poderoso que hablemos sin etiquetas y que trabajemos en función del potencial de cada ser humano”, precisó. 

Iris llegó a la Fundación en el 2020 y desde su llegada ha participado en distintas actividades formativas y experienciales con niñas y adolescentes. También se ha capacitado como mentora y speaker, todo esto con la intención de aportar con su historia y experiencia. 

“Mi participación en la Fundación está más enfocada en estar al servicio de lo que se necesite, esa es mi premisa. Parte de agradecer lo que soy, tiene que ver también con devolver, y no desde la deuda, sino desde la gratitud. Por eso me gusta adaptarme a las necesidades tanto del equipo como de las niñas. A veces no voy con la idea de enseñar, sino más bien de escucharlas y compartir mi experiencia. Es un trabajo de crecimiento mutuo, donde ellas se nutren de mi y yo de ellas”. 

Para Iris, el rol que cumple la Fundación es fundamental para el crecimiento integral de las niñas, niños y adolescentes. Considera que el estado y las instituciones pertinentes deberían estar implementando más programas dentro de las escuelas que promuevan el manejo de las emociones, el liderazgo y el autoconocimiento. 

“La FundaciĂłn está cubriendo un rol que deberĂ­a estar ejecutando el Estado en todos los colegios. AsĂ­ de importante me parece el rol que cumplen, porque están enseñando sobre el manejo de las emociones y cĂłmo enfrentar diferentes situaciones. Yo veo el feedback de las niñas y de los mismos colegios, y es gratificante que noten todo el amor que le ponemos a lo que hacemos. Hay mucho amor en este trabajo y quiero seguir aportando”, concluyĂł.Â